miércoles, 2 de abril de 2014

ARQUITECTURA MODERNA



LOS NUEVOS PARÁMETROS DE LA ARQUITECTURA MODERNA.

A principios de los años 20 las experiencias artísticas empezaron a ser aplicadas y traducidas al mundo de la arquitectura, naciendo así un audaz sistema constructivo basado en formas elementales, asimétricas y abiertas, negando cualquier monumentalismo e historicismo pasados. Esta oleada se difundió por toda Europa a lo largo de los años 30 desarrollando visiones y conceptos desconocidos entorno a la naturaleza misma de la arquitectura y sus componentes.
Durante el periodo de entreguerras se inició un proceso de regeneración de los ideales artísticos tradicionales que se da a conocer como movimiento moderno y concretamente el nacimiento de un nuevo estilo arquitectónico: el estilo internacional.
Aprovechando las innovaciones técnicas del siglo XIX: acero, vidrio y posteriormente hormigón armado, la arquitectura se decantó por estructuras donde la base portante fuese independiente de las paredes de cerramiento, creando así una fluidez espacial y continua que difumina la franja, hasta entonces claramente marcada, entre interior y exterior. Del mismo modo propugnó un uso honesto y natural de los materiales huyendo de revestimientos que oculten su apariencia y esencialidad.
Ahora la frontera entre el interior y el exterior queda anulada con un contacto absoluto de ambos espacios donde las paredes divisorias ya no responden a funciones estáticas ni estructurales, sino que pasan a ser elementos con total versatilidad y maleabilidad. Esta indelimitación conecta ambientes con una elasticidad espacial de múltiples combinaciones de división del espacio, rompiendo con la rigidez y compartimentación que caracteriza la arquitectura decimonónica; ahora el espacio se rige por la continuidad fluida de un recorrido sin delimitaciones bruscas.
Desde un punto de vista ideológico-funcional observamos también un giro que buscó la renovación social a través de la arquitectura de manera que esta ofreciera unas mejores condiciones de vida, no solo en el ámbito físico sino también un entorno que propiciara el desarrollo mental humano. Una arquitectura al servicio del hombre, concebida desde y para el individuo.
Es importante también como se exponen nuevos caracteres de comprensión del espacio y su ordenación. El problema esencial de la arquitectura en este momento es la casa familiar obrera que gracias a inéditos procedimientos constructivos brinda la posibilidad de crear delgados esqueletos estructurales basados en la “planta libre”, premisa fundamental de la concepción moderna del espacio.
Por otro lado, el problema de la vivienda obrera tiene su repercusión en el urbanismo que condujo a la arquitectura a un debate entre criterios cuantitativos y cualitativos. Los funcionalistas optaron por la casa mínima y la estandarización de la construcción resolviendo dificultades de cantidad; no obstante la arquitectura orgánica se decantó por estructuras en las que la dignidad humana y el mensaje espiritual fueran el eje de su concepción. Ambas alternativas no son, exclusivamente, diferentes expresiones de gusto sino que la concepción de nuevos espacios, así como la representación del tipo de vida que en ellos se lleva. La arquitectura se concibe ya no solo como visión artística, sino que tiene un planteamiento social en el centro del cual se encuentra el ser humano en su dualidad cuerpo-alma como leif motiv de la creación.
Este aspecto tiene una carga importante en la poética de Aalto, donde esta calidad de vida en el ámbito urbano y arquitectónico se vincula estrechamente con la naturaleza, traduciéndose en una amplia y particular idea de cultura, donde el sujeto es el máximo exponente de la creación.
En lo relativo a la composición formal y paralelamente con las vanguardias artísticas, el estilo internacional se opuso al historicismo decimonónico y al decorativismo aplicado, apostando por volúmenes nítidos de superficies tersas y espacios diáfanos, continuos, sin delimitar ni cerrar. Inclinándose hacia geometrías simples y articuladas que contraponen lo recto a lo curvo, en una comunión de contrarios perfectamente armónica. Practica asimismo una riqueza expresiva individual, donde cada elemento tiene su propia autonomía e idiosincrasia, aún estando integrado en un conjunto de principios unificadores. Se adopta una ornamentación que inserta materiales diversos y en contraste, con un fresco sentido del color, que llevan a un conocimiento psicológico del hombre. Observamos dos vías formales: una de rasgos geométrico-racionales y otra más orgánica y humanizada.
Comenzando el siglo XXI es fácil olvidar que nació una arquitectura que ahora nos es tan familiar, pero ese cambio supuso en su momento un giró sorprendente respecto la tradición. En todo el mundo y, por lo que aquí nos concierne, los países nórdicos tomaron un impulso que capturaba los valores de la industrialización, pero también otros supuestamente eternos: claridad en la forma, proporciones elegantes y poca ornamentación.

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